lunes, 8 de julio de 2013

MARCELA RODRÍGUEZ V.



EN VUELO

¡Mira! vamos cruzando la cordillera
no te demores y saca tu pañuelo
que hermosa se ve desde arriba
cuando se va en pleno vuelo.

¡Ay! tú no sabes compañero
Cuánta pena y dolor hay
en este poema ligero.


Marcela Rodríguez V. (Chile).

 

VÍCTOR E. GONZÁLEZ




UNA REFLEXIÓN…

La memoria es lo que persiste siempre, con su silencio, con su porfía y apariencia de eternidad detenida; la memoria es una especie de ternura que va convirtiendo el pasado en aquellos recuerdos que uno desea...

La memoria es un componente del sueño y éste es, a su vez, la gran amenaza del silencio...

No hay olvido, sino rescate. No hay derrota sino refugio. En este sentido, quizá, sea importante revisitar las cotidianas vidas de los cotidianos seres que en cierto instante de la historia y de la política estuvieron allí, sólo abrazados a su propia humanidad...

Es en este sentido que podemos hablar de una “guerrilla de lo cotidiano”; porque es en nuestro cada día que la vida se hace y el amor no se niega sino que se revindica...

Pueden haber varias razones históricas o políticas para “explicar la opción revolucionaria”, pero sin duda que entre todas ellas estará la “apuesta a los sueños”. En ella (y ellos) nuestras vidas asumen ciertos caminos y ciertos riesgos que se viven en otras dimensiones de la historia porque, desde ahí surgirán también las alegrías, las esperanzas, los arrullos al modo del refugio materno; nacen aquí los sollozos, las caricias y los cariños. La serenidad de estar acompañados por cada rostro de este ¡nuestro pueblo!...

La memoria, como componente ineludible del sueño, se vuelve entonces vital, radical, subversiva; no es posible “la memoria” si no hay disputa del espacio de la memoria.

Es decir, hay memoria cotidiana ahí donde la guerrilla cotidiana no posibilita olvido ni derrota...

Es así que la memoria se forja, crece, avanza, batalla, se gesta y se desborda de sueños...

Los afectos, los cariños, los respetos y los orgullos. Todo ello es parte de la memoria popular de los populares… Compartir un trozo de pan, una palabra de aliento, un abrazo o un beso...

Y no importa mucho el tamaño de la adversidad, se puede, se hace y se logra...

Víctor E. González (Chile).


SHEINA LEONI HANDEL



CANTA EL POETA A LA VIDA...

Canta el Poeta a la vida
pues se sabe enamorado,
cada día que despierta
ella le hace un regalo
que sólo aumenta el deseo
manteniéndolo hechizado.
Sueña el Poeta dichoso
con ese amor encontrado,
esa mágica poesía
que la vida le obsequió
dándole el juglar a cambio
su alma y su corazón.
Marcha el Poeta cantando
a los brazos de su amada,
cada día, cada noche
ella le da su calor
y el idilio continúa
entre chispas de pasión.
Canta el Poeta con fuerza
pues ya no quiere ocultarlo,
la vida es su delirio,
su alegría y su ilusión
mientras ella le sonrió
compartiendo la emoción;
del Poeta enamorado
que ha tenido el valor
de decirle que la amaba,
que era su inspiración
y con amables palabras
a la vida conquistó.

Sheina Leoni Handel (Uruguay).


ANTONIO GUSTAVO MACERA



POEMA 11

QUIERO DIBUJAR CON TUS PALABRAS,
dominar la tierra con tu mirada,
poblar en la cordillera de tu pecho,
desarmar el puñal de tu carne,
comer de tu tristeza y de tu sonrisa.

Quiero viajar en tu muslo blanco,
invadir la planicie de tu frente,
morder la manzana de tu mejilla,
acariciar la certeza de tu cintura,
y hacer de tu sonrisa la fiesta de mi boca.

Quiero caer en la vasija de tus caderas,
convertirme en andinista de tus senos,
entrar en tus manos como en mi casa,
naufragar en la espesura de tu pelo
y dormir en tu sombra como en mi cama.

Quiero encender tu nombre,
llover hacia tus lágrimas,
hacer volar la oscura paloma de tu vientre,
entrar en ti como un río sediento,
y herirme con tu mordedura.

Quiero entrar con mi desnudez
en tu piel, herido de muerte, moribundo,
yacer espacioso en tus diminutas manos,
hacer de tus uñas mis raíces,
untar la miel con tus dedos.

Quiero ocultarme en tus labios,
susurrarle a tus palabras,
derramarme en tu sed,
beber del vaso de tu boca
y descuajar la fruta de tu beso.

Antofagasta, Noviembre de 1987

Antonio Gustavo Macera (Chile).