lunes, 13 de enero de 2014

MARCELA RODRÍGUEZ V.



MUJER

Con la Consecuencia de tu vida
que ha sido siempre dura
como tus manos encallecidas

Con la Fe puesta en el futuro
y en tu lucha por llegar a él
el camino se te ha hecho duro

Con la Esperanza de un tiempo mejor
que algún día llegará
cumpliendo tu deseo mayor

Con la Fuerza del pueblo tuyo
que ha sufrido y luchado como tú
llenándote de orgullo

Con la Alegría de un triunfo seguro
que hoy se ve tan lejano
pero llegará, te lo aseguro

Confianza y coraje mujer hermosa
no dejes de soñar con esas cosas
que no te quiten tus ideales y tus sueños
porque con todos ellos algún día
¡VENCEREMOS!

Marcela Rodríguez V. (Chile).

 

VÍCTOR E. GONZÁLEZ



SOMOS EL AMOR, LA VIDA; SOMOS LA MEMORIA,
SOMOS LOS SUEÑOS…

Somos la palabra libertad, esperanza, amor; somos la memoria añosa del fuego, del viento, de los ríos y los campos; somos todos los inviernos, las primaveras y otoños; somos la historia, los caminos antiguos, los caminantes generosos y sus aventuras mágicas; somos hoy los muchos recuerdos y la mirada iluminada de barricadas infatigables, de combates maravillosos, de sueños infantiles y niños en las plazas…

Somos la palabra justicia y la justicia; somos una tarde de barrios y poblaciones, la dignidad desnuda y altiva; somos abuelos, padres y madres, hermanos y hermanas, hijas e hijos que nos citamos para decir ¡presente!

Y podemos seguir, podemos narrar historias sin fin, leer las hojas de los árboles, contar estrellas, soñar con un beso en la mejilla; cuando hacemos recuerdos todo vuelve a la vida, porque somos memoria viva, valiente, tenaz. Somos la memoria que no olvida y entonces llegan las emociones, las legítimas tristezas por habernos pasado tanto tiempo sin la contagiosa risa y los gestos siempre generosos de nuestros seres queridos…

Pero estamos aquí, somos el hoy, el ahora, el ¡hasta siempre! Nos convoca el orgullo, la humildad, nos citan las calles ayer caminadas, las sombras conjuradas y por ello gentiles de quienes dieron su vida por un sueño… Ellas son parte de esta historia que aún se escribe; nos miran desde todas partes, nos abrazan con sus cuerpos leves y amables; ellos están aquí, en cada mirada de niño, en cada juego, en todo sueño y toda esperanza. Ellas son el compromiso callejero, la bandera altiva de toda lucha, todas las justas luchas; ellas son la consigna iracunda, la musitada, la que han querido callar y no han podido. Son la poesía amante, la palabra amor, la caricia o la cita eterna con la vida...

Reinalda Pereira, Cecilia Labrín, Gloria Delard, Cecilia Bojanic, Gloria Lagos, Michelle Peña, Nalvia Mena… hermanas nuestras, amigas, compañeras… Todavía juegan los gorriones en el jardín, todavía la vieja casa y su generoso patio dibuja mariposas y gardenias; hoy como ayer ustedes están con nosotros, entre nosotros como el pulso vivo de nuestros corazones, abrazadas a la esperanza y los sueños.
Hoy como ayer se hace urgente pintar las paredes de utopía, de perenne promesa, de cálido grito, de solidaridad y compromiso colectivo…
En esta cita con la memoria y los recuerdos, en esta hora de homenajes y ritos necesarios para la vida y los sueños; saludamos a estas mujeres y sus vidas; hay poderosas razones para escribir con fuego nuestra historia, mujeres y hombres valerosos han destellado en nuestras noches de fogatas y clandestinos combates. Es una lista larga, casi infinita de nombres que sabemos y otros que ignoramos; hay en nuestro pasado reciente algo más que justas batallas y estremecedores episodios de vida y muerte. Hay coraje hermoso, hay inocencia desnuda, hay temerarios actos que nos hacen dignos hijos de la tierra guerrera y antigua...
Somos la memoria y somos los sueños; somos la página inconclusa de un día de septiembre y nuestro pueblo marchando libre y libertario por nuestra sencilla tierra: Hay en nuestro pasado reciente y en el de ayer lejano una fuerza inspiradora que nos guía y convoca a esta aventura libertaria, eterna en el tiempo como los sueños bellos o el amor intenso de pieles y amantes. Tan inmensa es esta historia que todos cabemos en ella para recorrerla con orgullo abrazados a nuestros hermanos que ya partieron... Tan magníficos son los recuerdos de sus rostros serenos como altiva es la memoria del Alto Bío Bío...
Venimos a decir: flor, río, desierto, montaña, mar, cerro y población; a decir calle y barricada, cita clandestina, hijo, padre, madre, compañera y amante; a decir caricia, susurro, regazo, mirada y silencio; a decir  ¡Presente!, ¡Victoria!, ¡Libertad!...
A decir mariposa, gaviota, árbol, nube, lluvia, camino, huella, mano, beso… paz y luna, sol y juego...
A decir sueño, mujer, madre, hermana; a decir: Reinalda Pereira y compañeras……
“los sueños han sido, son y serán el motor del mundo y la vida”

Víctor E. González (Chile).


SHEINA LEONI HANDEL



PARA MI AMOR

Con el paso del tiempo aprendí a amar tus canas,
a tus ojos tranquilos que hace tanto mostraban
ese deseo ardiente que ni el agua apagaba.
Recordé tantas cosas que tenía guardadas…
Esos besos ocultos, las caricias robadas;
apartados del mundo, nuestro amor fermentaba.
Y hoy la vida  ha pasado, nos vistió de recuerdos,
avanzó velozmente y cambió nuestros cuerpos,
pero dentro del alma  resguardó nuestros sueños,
que sonríen felices y nos llenan de ganas
de seguir cada día, de besar las mañanas
y al poder seguir  juntos, simplemente dar gracias.

Sheina Leoni Handel (Uruguay).


ANTONIO GUSTAVO MACERA



POEMA 34

EN MIS MANOS CERRÉ TU CINTURA
y te besé como en un bosque negro,
como en una noche bajo los árboles.

Infinito bajé desde tus labios,
y puse mis manos en tu cuello.
Y no sé, quizá, ¡cuántas horas!.

No sé por qué no maté tu cisne,
ni lancé tus cuchillos al abismo,
ni enterré tu nombre en la arena.
Antofagasta, Agosto de 1991

Antonio Gustavo Macera (Chile).


JUSTINA CABRAL



EL RELOJ NOS PISA

En el carril de la vida
nos pisa el reloj la espalda...
¡De la mano de las horas
la niñez corriendo pasa!

La experiencia siempre es sabia
en los surcos de la mano
y el bastón es el emblema
de los recorridos años.

Pintemos con un pincel
aquellos años dorados...
¡La historia graba en su seno
nuestro corazón anciano!

Justina Cabral (Argentina).