SANTO REMEDIO
-Anda Elías, arrímate, que ya va a empezar el rezo.
-Es que curaron la herida de mi pierna y dicen que eso es malo con la frialdad del difunto. Si agarro un mal aire y por eso me gangreno no podré trabajar el arado pa mis semillas. Y orita está bueno pa sembrar.
-Pero Elías, él era tu compadre, el que te ayudó con el corral de tus pollos la semana pasada... Quien te bautizó a Gloria de chiquita.
-Pos sí, pero...Es que usted no sabe. Allá tras mi casa, donde tengo la nopalera, lo encontré con ella misma haciéndole caricias.
-¡Jesús Bendito, ¿y qué hiciste Elías, ya lo sabe tu mujer?!
-Ahí está lo canijo. Mi vieja fue quien se la prestó pa sacarle unos pesos al que ahora están velando.
-¡No pueder ser Elías!. ¿No es mentira eso que dices?
-Es tan verdad que por eso me pudieron curar mi pierna en la botica
-¿Y ahora que vas a hacer?
-Ni sé. Me falta otra cura y no tengo dinero.
-No te acongojes Elías, aprecia que tienes una hija y una mujer de grandes almas. Diles que vayan mañana a la sacristía. Yo te mando con ellas lo necesario para esa otra cura.
-Dios se lo pague padre santo. Tempranito se las mando. Oiga, ¿De veras cree que no pasa nada si me acerco a la caja del compadre?
-Serénate mi Elías, qué no ves que él murió de tanto trago. No infectará tu pierna.
JAVIER MORÁN SOLANO
(México, 1971). Reside en México.
sábado, 28 de noviembre de 2009
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