Mirando a la lejanía en lejanas tierras
cuando el día aún no termina
los recuerdos que tengo se anidan
en mi corazón que de nostalgia muere
evocando momentos de alegría,
de profundos sentimientos albergados,
de terribles experiencias compartidas
bajo un régimen de botas asesinas.
Tantos años de días clandestinos,
tanta complicidad en nuestras vidas,
tantos secretos guardados,
tanto tiempo de miedo, de lágrima vertida,
y a pesar de todo risas y alegría.
Quisiera evadirme para no evocarte
en esta distancia que no apaga tu recuerdo
que vive en el recuerdo mío
trayendo a mi memoria tus palabras
y aquella
promesa sellada en un beso
en ese beso tierno dulce y dolido
“no me olvides nunca, que yo no te olvido”
Recuerdo aquel día del mes de noviembre,
un grito libertario nos llamó nuevamente a combatir,
que día amargo en la hermosa primavera
que día aciago en mi vida y mi verdad,
en un segundo la muerte pasó por mi lado
queriendo escaparse con mi vida y mi ideal,
mas no era mi tiempo de partida
y de espalda en tierra mirando al cielo
me fui despidiendo de mi hermosa libertad.
Antes de dejarme corriste llorando
hincado a mi lado dijiste en un temblor
“hubiese querido un hijo contigo
no puedo quedarme perdóname amor”
y un beso muy tibio pusiste en mi frente
después el mundo se cubrió de olvido.
Tantas esperanzas murieron entonces
al mirar tu figura perderse a lo lejos
por última vez volviste la vista,
por primera vez mis ojos lloraron
y mis labios y los tuyos un adiós musitaron.
Pasaron los años, quizás cientos, quizás miles,
muros y rejas grises nos han separado,
intentaron someter nuestras vidas,
doblegar nuestra mente, encerrarnos por siempre,
pero fue más fuerte nuestro amor libertario
y en la lucha que dimos logramos salvarnos.
Tu libertad entró por mi puerta un día
te miré a los ojos, me correspondiste
un largo silencio cubrió nuestro encuentro
tus ojos brillaron temblaron mis manos
luego en un abrazo volvimos a amarnos
como si nunca nos hubiesen separado.
Mirando a la lejanía en lejanas
tierras
invoco estos recuerdos para no morirme
nuevas sendas han tomado nuestras vidas
has entrado nuevamente en mi pasado
mas aquella promesa que un día nos hicimos
sellada con un beso tierno, muy dulce y dolido
quedó para siempre grabada en mi mente
“no me olvides nunca que yo no te olvido”.
Marcela Rodríguez V. (Chile).