1492
De
Palos, del puerto,
Puerto
de Palos,
tres minúsculas naves
llenas de ambiciones.
Largo
el camino
en
mares vírgenes
desconocido
itinerario,
y
casi no realizado.
De las prisiones
a fuerzas los sacaron,
los
hombres brutos
para
el continente nuevo.
Los
reyes de España
en
ese entonces se las jugaban,
reprimían
al judío y al moro,
por
otro lado, tierras y oro esperaban.
Hambrientos
y desesperados
fueron
salvados por el hoy San Salvador
donde
en recompensa una cruz clavaron
crucificando
todos los dioses.
La
civilización ellos la traían
como
todo lo malo que ya sabían,
las ambiciones de todos eran conocidas
y entre ellas venían los Ave María.
Por
cada iglesia levantada en tierras coronadas
la
sangre de los míos era derramada,
por
cada nuevo convento a la gloria de su supremo
nuestros niños bajaban a las minas, al infierno.
Nos
robaron todo, lo material,
el
vientre abrieron de nuestra tierra.
No
nos quitaron nuestra esencia,
el
respeto y amor a la madre tierra.
De
Palos, del puerto,
Puerto
de Palos,
España
1492,
el
Almirante de los océanos despegaba.
Dos
tristes carabelas y una nao,
como
piel de nueces
en
esta mar inmensa,
sólo
dos de ellas sobrevivieron.
Nos
persiguieron y asesinaron
por
no ser como ellos:
no
querer ser esclavos
ni
amar a su crucificado.
Hoy,
quinientos años más tarde,
estamos
atrincherados de nuevo
entre
libertad y sueños nuestros;
ellos,
por escritos, siguen todo poseyendo.
España - 2012
Victor Escobar (Chile).
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