sábado, 28 de febrero de 2015

YUDIT VIDAL FAIFE


“Bordando tu Paisaje” (mixta-lienzo) 150 cm de diametro 2014



Yudit Vidal Faife (Cuba).



GIOVANNA LEONE



GENEROSIDAD

Con un pequeño gesto
puedes demostrar
tu afecto:
basta una sonrisa,
una buena palabra,
y quien la recibe
alegre estará.

Pero todo esto
va hecho con amor:
si esta riqueza
tú no posees
no finjas
si tu corazón no siente!
Porqué actuando así,
con falso gesto,
cada valor se pierde!
  
Giovanna Leone (Italia).


SHEINA LEONI HANDEL



EL REENCUENTRO…

Ya se acerca ese momento, quien lo iba a imaginar
frente a esos ojos dorados el pasado reencontrar…
Tantos recuerdos guardados hoy volveré a enfrentar,
aunque no habían marchado yo los intenté ignorar,
así mi alma no sangraba con tu nombre al despertar.
Tantos instantes alegres plenos de felicidad,
con algún dolor mezclado que nos hacía llorar
pero Cronos dulcemente intentaba suavizar .
Ya mi corazón no aguanta, se ha intentado escapar,
tu nombre grita con fuerza, ya no lo quiere ocultar,
que aunque sueños se perdieron quedan muchos por salvar,
y no hay nada más penoso que perder sin empezar
ese camino que un día decidimos olvidar.
Pero el amor fue más fuerte, y hoy nos hizo tropezar…

Sheina Leoni Handel (Uruguay).


MARIA EUGENIA TORRES ARIAS


Y EL MACUILÍS FLORECIÓ 

Está  bien, está  bien, tú ganas - dijo Juan con tono condescendiente - haz lo que quieras pero recuerda que no tengo dinero así es que tú verás cómo te las arreglas -. Con trabajo se levantó del reposet y se quitó la bata de casa, se reacomodó nuevamente tomando un largo trago de whisky -. Caramba cómo está  haciendo calor esta noche - dijo secándose el sudor del rostro.
-Juan ¿Sabes cuántos años tengo?
-Mujer, ¿a qué viene todo esto ahora? - dijo con voz impaciente -. Ya te dije que estoy muy cansado. Tuve un día tremendo en la oficina... además es el juego final del campeonato de fut ¡imagínate! hoy se decide quién se lleva el título y tú empiezas con tus tonterías - terminó con voz malhumorada entre una mordida de sándwich y un trago a su bebida.
-¡Porque hoy cumplimos doce años de casados! - exclamó Laura dando un paso hacia delante y la luz de la lámpara abrillantó los plateados trazos de lágrimas que surcaban su cara - Lo que quiero decir es... que he pasado estos años atendiendo todos tus más mínimos caprichos y ya me cansé. Me siento terriblemente sola.  Necesito un compañero. Contigo he perdido hasta el don de la palabra, ya no platicamos de nada fuera de dinero, de lo que hago siempre mal y no hablemos de algún tipo de contacto íntimo porque... ¿Te acuerdas cuándo fue la última vez que hicimos el amor?
-¡Pero de qué hablas! - Sorprendido, Juan dejó el sándwich en el plato y enderezó el reposet -. Ya sabes que no me gusta hablar de estas cosas cuando los niños andan rondado por la casa.  Si quieres desahogarte espera que estemos en la recámara y solos, además, también sabes que no me gustan las escenitas y menos cuando estoy comiendo - Lo dijo todo sin respirar.
- Juan: con niños o sin ellos, estés comiendo o no ¡No me importa! lo oyes ¡No me importa! - explotó Laura - porque cuando no son los niños, es el jardinero, es tu cansancio o tus noticias, son tus juegos... ¡Qué sé yo! Cualquier cosa menos ponerme atención, ni siquiera me escuchas... estoy harta y pienso que he llegado al límite de mi paciencia.
- No grites ¿pero qué te pasa esta noche? - Juan no podía dar crédito a lo que estaba presenciando.
- ¿Sabes qué día es hoy?
- Ya sé que es nuestro aniversario de bodas y ¡qué quieres! ¿Qué lo celebremos con bombos y platillos si nunca lo hemos hecho? Dime solamente una razón para que despilfarremos dinero en semejante tontería.

- Precisamente ese es el problema y es de lo que estoy hablando - exclamó Laura extendiendo los brazos y avanzando dos pasos parándose frente a él -. Lo que es importante para mí no lo es para ti... y porque tengo treinta y cinco años... y me siento como de sesenta... y porque no he logrado realizar ni uno de mis sueños... y porque desde hace tiempo me siento usada, manipulada, abandonada y definitivamente Juan, ser sirvienta no es la meta de mi vida - se secó las lágrimas con el dorso de la mano inclinó la cabeza fijando su mirada en los ojos de su marido - Juan… ¿me amas? - susurró tomándole la mano que sostenía nuevamente el sándwich - ¿Realmente te importo como persona? ¿Por qué te casaste conmigo?
- ¿Pero qué tonterías estás diciendo? - exclamó quitándole la mano con brusquedad y abriendo desmesuradamente los ojos - ¿sabes qué? Ya me pusiste de mal humor y tú sabes cómo me pongo cuando esto sucede, así es que, si no quieres recibir tu merecido, más te vale que me traigas otro whisky y me dejes ver el juego en paz. Con tu sarta de tonterías ya no sé quien va ganando y tengo apuestas con los compañeros de oficina.
- No, Juan, si quieres otro tienes que ir a preparártelo tú y te advierto que no permitiré que me vuelvas a amedrentar con castigarme, porque si me vuelves a dejar sin dinero o me quitas el coche, tus hijos se quedan sin escuela y sin comida porque esto se acabó. No voy a seguir recurriendo a mi familia cada vez que te emberrinches. No más abusos y estas son las últimas lágrimas que verás en mis ojos - exclamó Laura al mismo tiempo que se las secaba con sus dedos -. De hoy en adelante en mi casa se harán las cosas de diferente manera empezando con los gastos, porque lo triste de todo esto es que, lo que más te duele a ti es el dinero que “inviertes en el mal negocio de la familia” como dices ¿verdad? Ni tus hijos, y yo menos que nadie te importamos lo suficiente, es solamente el maldito dinero.
La voz le temblaba, aún no podía controlar totalmente el miedo y lo que más la asustaba, era que no sabía cómo iba a reaccionar Juan. Regresó a la ventana para que no la viera llorar.
- Estás rematadamente loca y ya sé de dónde sacas esas ideas descabelladas y estúpidas, es esa metiche de Juliana con sus ideas socialistas y comunistoides de “igualdad para todos” - dijo fingiendo la voz - y se ha dedicado a desbaratar cuanta feliz pareja encuentra a su paso, y estás soñando si piensas que tendrás el manejo del dinero.  La mujer es incapaz de solucionar sus propios problemas imagínate si tú vas a ser capaz
de hacerlo ¡y con la familia! ¡y sola!. - El inconfundible dejo de burla en la voz que siempre la ponía furiosa la desquició, pero lo peor era la condescendencia que seguía - entiende mujer - dijo conciliador suavizando el tono de voz - a ustedes les falta capacidad, además esto ya lo hemos hablado antes y habías estado de acuerdo ¿De verdad piensas que eres capaz de hacer otra cosa que no sea esto para lo que la mujer fue creada y educada? ¿Qué te falta? Tienes una buena casa, un coche, tus hijos van a una buena escuela, en realidad yo no veo que te falte nada… cuando cumples con tus deberes claro... además, acuérdate que la mujer es el instrumento para dar confort, consuelo y apoyar al marido en todas sus empresas, proporcionarle hijos y... otras cosillas por supuesto - dijo sonriendo con malicia.
Se acercó a Laura y trató de abrazarla para poner fin a la discusión como siempre sucedía. Ahora ella le diría: “Tienes razón mi amor” le daría un beso y se iría a acostar niños y él podría por fin ver, aunque fuera la repetición de los goles, en paz.
- No, no me toques - dijo Laura recargándose en la pared para poder sostenerse. Sabía que en este momento se decidiría todo su futuro, o realmente peleaba lo que creía que era justo o simplemente volvía a dejar que las cosas volvieran a su cauce normal, la resignación -. No me volverás a tocar sin mi consentimiento.
Asustado Juan regresó a su asiento, su sándwiches, su hig-boll y su televisión sin poder dar crédito a sus iodos y a sus ojos. Laura seguía dudando porque estaba consciente de que, en el último de los casos, vendría el divorcio y pensar en enfrentar el mundo con cuatro hijos, sin dinero y después de tantos años sin practicar su carrera la hacía temblar de miedo. Pero por otro lado; verse frustrada, con su autoestima por los suelos, envejecida y abandonada a la cotidianidad del aburrimiento la angustiaban todavía más y no quería terminar como tantas señoras que atendía en el “Grupo de Apoyo a la Mujer Maltratada” en el Voluntariado.  Mujeres  que dieron todo lo que eran y tenían a cambio de... nada, porque a fin de cuentas, a la mayoría, el marido las había dejado por otra mujer más joven, heredándoles las responsabilidades y obligaciones, olvidándose que el patrimonio lo formaron juntos, que los hijos son responsabilidad de los dos y repentinamente se encontraban solas, sin apoyo de ninguna clase y a una edad en la que las opciones de trabajo, o de encontrar una nueva pareja eran nulas y ese sentimiento de haber permitido ser utilizadas era la puntilla para caer en esas depresiones tan espantosas y de las que era tan difícil recuperarse.
Había estado pensándolo mucho y llegó a la conclusión de que éste era su momento. Todavía estaba joven y con capacidad para trabajar, rescatarse y lograr vivir su propia vida en plenitud. Quizás los chicos no pudieran ir a la “exclusiva” escuela  la que a la que asistían ahora, pero había excelentes escuelas sin ser tan “distinguidas” según Juan, como en la que ella estudió. Lo más probable era que algunas amistades dejarán de hablarle, pero eso no le importaba mucho porque a la mayoría no las soportaba ¿El coche?... Impaciente sacudió la cabeza y los cobrizos cabellos destellaron en la penumbra.
- No me volverás a tocar... – repitió - no permitiré que me manipules como de costumbre y escúchame... quiero entrar con Ana María al puesto que me ofreció en su despacho, y con tu ayuda o sin ella lo voy hacer. Necesito mi espacio. Quiero volver a sentirme autosuficiente, dejar de depender de ti hasta para vestirme porque tú decides qué es lo que debo o no ponerme y... bueno, a partir de hoy vendrá una muchacha para ayudarme en la casa y si quieres o no comer lo que ella cocine, ese va a ser tú problema y tú decisión, además, si esto va a ser motivo de divorcio como dices, pues adelante, que sea lo que tú decidas...
Los ojos de Juan se salían de sus órbitas y el sudor empezó a escurrirle por todo el cuerpo porque, ver a Laura con las manos sobre las caderas, los ojos brillantes, la actitud retadora y con el cuerpo erguido enfrentándolo por primera vez en la vida desde que la conoció, se percató que era verdad lo que le decía.  Y a la velocidad del rayo pasó por su mente lo que esta mujer le había hecho. ¡Lo había hecho feliz! ¡Inmensamente feliz!
El terror lo penetró hasta la médula de los huesos a la simple idea de perder todo su confort y abrió los brazos volteando a su alrededor y a pesar de los aullidos de la televisión, escuchó las risas de los muchachos en los cuartos de arriba. Vio y sintió la paz y la tranquilidad que siempre lo había rodeado y ¿por qué no decirlo? el profundo amor de Laura. Tomando su vaso se preparó otro trago y sentándose nuevamente en el reposet continuó con voz autoritaria para ocultar su nerviosismo.
- ¡Pues como tú quieras! Ya te lo dije... lo que no me parece es que abandones tus obligaciones y nos descuides a mí y a los niños por buscar tu famoso “espacio”, pero en fin, si ya lo decidiste pues,... que así sea ¡A  pero  te lo advierto...!
Laura no lo escuchó. Corrió la puerta de cristal y salió al jardín. La noche estaba espléndida. Había luna llena que brillaba como pocas veces la había visto, con un reborde rojo intenso y que la pintaba de dorados el centro. El perfume del huele de noche; de las rosas y los jazmines se encargaban de perfumar el ambiente y el macuilís, ese hermosísimo árbol que crecía libre y soberano cerca de la barda y que ahora, engalanado de primavera con su ropaje de flores rosas se iluminaba con luz propia. Laura se recargó en el rugoso tronco. Había ganado la batalla y había vencido al miedo.
- Gracias - murmuró suavemente - Gracias porque fue contigo que crecí. Desde la pequeña semillita que planté una primavera, fui viendo cómo te transformabas en esta maravilla de árbol y me hice el propósito de ser como tú. Tener mi propio espacio y poder crecer como lo haz hecho y lo haces, y no tener miedo a los cambios que cualquier cambio es hermoso y también sabía que lograría mi propósito una primavera cuando floreciera mi macuilís - Un suave vientecillo saludó a la noche y una lluvia de flores rosas la cubrió.

MARIA EUGENIA TORRES ARIAS (México).