Uno
Siempre habrá tiempo para escribir y con
ello soñar nuevos mundos; habrá tiempo para un abrazo, para hacer recuerdos o
evocar afectos... Siempre podremos concurrir al mitin de las 5 con la certeza
de que allí nos encontraremos... los de siempre y los de mañana. Habrá un
secreto tiempo que nos hable de la vida y los peregrinos, de los mares y sus
navegantes, de los bosques y sus exploradores; habrá un silencio fraterno, una
lágrima genuina, un verso que será un canto y voces que corean todos los nombres,
en todas las lenguas... Habrá una página que nos espera, en ella muchos ya han
escrito y dejado sus huellas, en ella todos escribiremos poemas y sueños,
frases y proclamas, cuentos memorables que se guardan en el alma (exista o no
ésta).
“Crisálido; El
tiempo sin tiempo / La lluvia o una tormenta / Del mar y los recuerdos / Al
modo del silencio o un sueño / Una quimera, una utopía… / Un viaje en tren
/ una lágrima convertida en beso… / O cómo no olvidar que somos un viejo combate
/ Una esperanza / una proclama en tierras libertarias / Crisálido”
Dos
Las utopías convocan fuerzas nobles y
conjuran voluntades ciertas; se escriben con poesía de pueblos, de temerarios
poetas que han sido encerrados y sin embargo son libres; las utopías marchan
esta tierra desde antes de ser tierra, anteceden el sueño, predicen la
historia, invocan fuegos libertarios y ponen de pie a los marchantes, aún
después de la derrota...
La utopía como tenacidad abre baúles y
arcanos; dibuja memorias y futuros; la utopía como voluntad recrea batallas
épicas y combates magníficos, desiguales pero justos. La utopía como
inspiración nos vuelve caminantes, viajeros, exploradores, sibaritas de lo
cotidiano, apetentes de lo sublime, anhelantes de lo pasional... La utopía como
ideología dibuja sueños y pueblos y guerreros y banderas y campos plenos de
luna...
Tres
Palestina al modo de un espejismo infinito
es una utopía; los niños de ese pueblo entre mares juegan en sus ruinas,
recogen la historia convertida en polvo entre sus manos, escriben en las
paredes sagradas y lloran cuando llega la noche... Luego todo
es silencio, olvido, desierto, lejos y nunca jamás. Sólo huellas en el tiempo
de Gaza y Cisjordania...
Allí las civilizaciones del
mundo se citaron para soñar otros mundos, para compartir un brazo, un trozo, un
misterio, una promesa, una vindicación; la mitad del camino entre oriente y
occidente.
Palestina, Gaza,
Cisjordania.
En los límites imaginables de
la vida, formaron parte de imperios y
derrotas, de mares infinitos en infinitos llantos; Palestina ha sido la más
bella de las imaginaciones, la más exuberante fantasía de poetas y rapsodas, de
vagabundos y escritores, de proscritos y relegados.
Ella inspira delirios, confunde
la cordura en lluvias y otoños, Palestina la ciudad perdida, cautiva almas y
espíritus, abraza misterios y desgarra corazones. Allí aún las tardes son
quietas y serenas, no hay espacio ni tiempo sino para llorar de felicidad
porque Palestina anida en su vientre de
arenas doradas y susurros a los hijos de este pueblo.
Palestina que los tiempos
del mundo sean un instante en tu libertad.