sábado, 16 de noviembre de 2013

REINALDO BUSTILLO CUEVAS


MI TERRUÑO

Soneto dedicado a San Juan Nepomuceno.
Distinguido por SADE (Sociedad Argentina de Escritores)

El ambiente rural en el que vivo
me ha vuelto vegetal de tal manera,
que los huesos los tengo de madera
y mi pelo follaje de cativo.

Anhelo que la sombra de tu olivo
me preste su frescura cuando muera,
para vivir mi muerte sanjuanera,
que es la muerte mejor que yo concibo.

Cuando voy, por tus patios, peregrino
y me echo a descansar en el recodo
que de amores me presta tu camino,

te quiero inmensamente y de tal modo
que prefiero en tus calles mi destino
a estar lejos de ti, dueño de todo.

Reinaldo Bustillo Cuevas (Colombia, 1934).
Reside en Colombia.


SUSANA ROBERTS


MADRE

Quisiera decirte tantas cosas
que de simples se me escapan
como en el campo los corrales
las aves con sus plumas
el nido las palomas
y más allá las cabras
subiendo las colinas
otras bajando hacia el río
donde sosegar su sed 

Tupidas las nostalgias
a pesar que la vida 
llena de incidencias
me hayan dado la otra cara
fueron atadas a las piedras
y en los mordiscos más dulces
mostráronme tu vientre
hacendoso y maternal
entre chispas de olivas 
serranías tortas y jengibre 
la santa moral 

Hoy es el día, como otros
y tantos hijos y tantas madres
que se recuerdan
algunos como jilgueros ruidosos
otros como noche oscura tiemblan
y siempre la sed noches de luna
en el cosquilleo del río
la hacienda prolija
y el respeto a la lluvia
esa lluvia de tardes calientes
que traen las calles del pueblo
mientras tejías sabor a nueces
tu pulcro hogar de dulce diciembre
y muy lejos el río…
continuaba su destino
como germen desprendido
se abría la flor de lis
los jazmines y amapolas
y hoy en la distancia
como borracho designio
habla el corazón
la gratitud de las coplas.

Susana Roberts (Argentina, 1954).
Reside en Argentina.


MARCELA RODRÍGUEZ V.


MARZO VEINTINUEVE

Por qué en este día hay tanto dolor
por qué amanece con tanta tristeza
por qué la mañana no tiene color
por qué hoy te niegas a tanta belleza.

Por qué tú te empeñas en recordar
por qué no quieres sentirte feliz
por qué no piensas que es mejor olvidar
por qué no borrar esa cicatriz.

Por qué no perdonas si eres cristiano
por qué no terminas también con el duelo
por qué no quieres estrechar esa mano
por qué tú te encierras en el desconsuelo.

Tú quieres respuestas a tantos por qué
tú vives feliz en tu mundo irreal
acaso no sabes que un día tal vez
un golpe termine con tu ingenuidad.

Por qué no preguntas lo que pasó
por qué no preguntas quien fue el responsable
por qué no preguntas por qué sucedió
por qué no preguntas si fuimos culpables.

Un día soñamos un tiempo mejor
un día quisimos cambiar el sistema
un día apoyamos a don Salvador
un día alzamos también las banderas.

Que ilusos y que ciegos fuimos
cómo pudimos ser tan ingenuos     
con la felicidad del triunfo no vimos
que del poder no éramos dueños.

La derecha, la C.I.A. y los empresarios
que en el pueblo veían a sus enemigos
por salvar sus riquezas se dieron la mano
y a los militares llamaron amigos.

El mes de septiembre se confabularon
de madrugada llegó el fatal día
al pueblo inocente a balas mataron
y en La Moneda Allende moría.

Si al socialismo por las urnas llegamos
si la revolución no fue consecuente
si nunca tuvimos un arma en la mano
¿cómo defender a nuestro presidente?

Tuvimos tal vez muy graves errores
quizás aún no los reconocemos
pero no se justifican los grandes horrores
que se han cometido en contra del pueblo.

Si tú no estuvieras aquí conversando
si hubieses sido tú quien cayó en el camino
te estaríamos todos llorando
como a Guerrero, Parada y Nattino.

Marcela Rodríguez V. (Chile).



VÍCTOR E. GONZÁLEZ



JÓVENES Y SUEÑOS

De pronto estamos aquí: la ciudad abre sus cauces para que por ellos transitemos; estamos llenos de preguntas, estamos asombrados, sobrecogidos por la espesa niebla que cubre las calles. De pronto caminamos sin rumbo, extraviamos los pasos en preguntas sin respuestas; la vida es una travesía que se ha de vivir abrazados a los sueños. Es una larga aventura por mares imaginarios y montañas que inventamos para escalarlas sin tregua; es un silencio a veces, una noche de estrellas que contamos en infinitos tiempos. La vida es un sueño que se ha de realizar soñando otros mundos, otras tardes, otras banderas que vienen del horizonte hasta aquí embelleciéndolo todo…

Si hubiera un verso que narrara la vida éste tendría que hablar de los campos y sus bosques, del mar agitado en invierno, de las lluvias maravillosas del sur austral; tendría que susurramos amores y dichas, promesas y cantos, ternuras y humildades. Épicas batallas de generosos guerreros…

De esta América somos, tierra de ríos infinitos, de selvas magnificas
De ventisqueros y trópicos;
De pueblos generosos y valientes.
América como un diamante puro
De colores que se desbordan y forman riachuelos,
Caseríos, ferias libres, barrios sencillos y poblaciones;
Te cuelgas de los mapas para nacer y existir,
Te levantas mil veces en marchas sin fin ni tregua;
América mineral, árbol, agua, niño, sueño…

Si hubiera un tiempo más allá de este tiempo sería de júbilo, de fogatas libertarias, de pueblos que cantan, ríen, construyen presentes y futuros con sus manos valientes. Todo sería diferente, todo sería nuestro, como la vida, como cada día, como este instante en que podemos soñar y ser soñados al modo de las fabulas, al modo de las leyendas de nuestro pueblo generoso…

Esta es la lluvia memorial de los que avanzan,
Este es el viento ancestral de los que luchan,
Estos son los pasos de los marchantes,
Esta es la utopía que nos convoca; nuestro es el tiempo y sus horas,
Nuestras son las razones para vencer.
Cada río, cada lago, cada acequia de este territorio es nuestro.
Cada lagrima, cada promesa, cada abrazo somos nosotros.
Estos son los bosques, en su follaje está la historia secreta de nuestro pueblo; somos la voz y el canto de los que vienen.
Somos la huella de los que fueron, somos un sueño eterno, infatigable, perenne y altivo que no descansa porque hay un mundo que construir…
Hay una vida que soñar…

Víctor E. González (Chile).