ECLESIASTES
Yo voy juntando estrellas en la
noche callada
Y me brillan las manos con
clarísima luz.
Yo maneo al lucero en plena
madrugada
Y la traza conozco donde marcha
la Cruz.
Yo sé que las Marías encuentran
su morada
En el cielo más bello que se ha
visto en el Sur.
Yo conozco las huellas del puma
predador
Y voy por las picadas llevando mi
verdad.
Yo he mirado la luna en todo su
esplendor
Cuando viste de plata su clara
vanidad.
Yo presiento en el aire el
inquieto rumor
Que viaja en el cielo con voz de
tempestad.
Yo levanto las piedras pulidas
por el río
Y me subo a los montes del último
confín.
Yo viajo con el viento como si
fuera mío
Y abrevo en las vertientes un
alba de carmín.
Yo conozco los nidos en el peñasco
frío
Donde remonta el águila con su
vuelo sinfín.
Yo conozco los vados del río en
la espesura
Y del mar impetuoso he gustado la
sal.
He mirado los pájaros que vuelan
en la altura
Y pesado en mis manos la roca
mineral.
Yo sé que hay en las cosas una
cierta ternura
Y también muchas veces una pizca
de mal.
He visto muchas cosas y todo es
vanidad
Dice el Eclesiastés. Y también el
hastío
Que en el alma nos deja no
encontrar la verdad.
Ser falibles y pobres, menguado
todo brío,
Esperando la barca que con cierta
ansiedad
Para siempre nos lleve en las
aguas del río.
Jorge
Castañeda Luna (Argentina).
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