JÓVENES Y SUEÑOS
De pronto
estamos aquí: la ciudad abre sus cauces para que por ellos
transitemos; estamos llenos de preguntas, estamos asombrados, sobrecogidos por
la espesa niebla que cubre las calles. De pronto caminamos sin rumbo,
extraviamos los pasos en preguntas sin respuestas; la vida es una travesía que
se ha de vivir abrazados a los sueños. Es una larga aventura por mares
imaginarios y montañas que inventamos para escalarlas sin tregua; es un
silencio a veces, una noche de estrellas que contamos en infinitos tiempos. La
vida es un sueño que se ha de realizar soñando otros mundos, otras tardes,
otras banderas que vienen del horizonte hasta aquí embelleciéndolo todo…
Si hubiera un verso que narrara la vida éste
tendría que hablar de los campos y sus bosques, del mar agitado en invierno, de
las lluvias maravillosas del sur austral; tendría que susurramos amores y
dichas, promesas y cantos, ternuras y humildades. Épicas batallas de generosos
guerreros…
De esta América somos, tierra
de ríos infinitos, de selvas magnificas
De ventisqueros y trópicos;
De pueblos generosos y
valientes.
América como un diamante puro
De colores que se desbordan y
forman riachuelos,
Caseríos, ferias libres,
barrios sencillos y poblaciones;
Te cuelgas de los mapas para
nacer y existir,
Te levantas mil veces en
marchas sin fin ni tregua;
América mineral, árbol, agua,
niño, sueño…
Si hubiera un tiempo más allá de este tiempo sería
de júbilo, de fogatas libertarias, de pueblos que cantan, ríen, construyen
presentes y futuros con sus manos valientes. Todo sería diferente, todo sería
nuestro, como la vida, como cada día, como este instante en que podemos soñar y
ser soñados al modo de las fabulas, al modo de las leyendas de nuestro pueblo
generoso…
Esta es la lluvia memorial de
los que avanzan,
Este es el viento ancestral de
los que luchan,
Estos son los pasos de los
marchantes,
Esta es la utopía que nos
convoca; nuestro es el tiempo y sus horas,
Nuestras son las razones para
vencer.
Cada río, cada lago, cada
acequia de este territorio es nuestro.
Cada lagrima, cada promesa,
cada abrazo somos nosotros.
Estos son los bosques, en su
follaje está la historia secreta de nuestro pueblo; somos la voz y el canto de
los que vienen.
Somos la huella de los que
fueron, somos un sueño eterno, infatigable, perenne y altivo que no descansa
porque hay un mundo que construir…
Hay una vida que soñar…
Víctor E. González (Chile).
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