sábado, 16 de noviembre de 2013

VÍCTOR E. GONZÁLEZ



JÓVENES Y SUEÑOS

De pronto estamos aquí: la ciudad abre sus cauces para que por ellos transitemos; estamos llenos de preguntas, estamos asombrados, sobrecogidos por la espesa niebla que cubre las calles. De pronto caminamos sin rumbo, extraviamos los pasos en preguntas sin respuestas; la vida es una travesía que se ha de vivir abrazados a los sueños. Es una larga aventura por mares imaginarios y montañas que inventamos para escalarlas sin tregua; es un silencio a veces, una noche de estrellas que contamos en infinitos tiempos. La vida es un sueño que se ha de realizar soñando otros mundos, otras tardes, otras banderas que vienen del horizonte hasta aquí embelleciéndolo todo…

Si hubiera un verso que narrara la vida éste tendría que hablar de los campos y sus bosques, del mar agitado en invierno, de las lluvias maravillosas del sur austral; tendría que susurramos amores y dichas, promesas y cantos, ternuras y humildades. Épicas batallas de generosos guerreros…

De esta América somos, tierra de ríos infinitos, de selvas magnificas
De ventisqueros y trópicos;
De pueblos generosos y valientes.
América como un diamante puro
De colores que se desbordan y forman riachuelos,
Caseríos, ferias libres, barrios sencillos y poblaciones;
Te cuelgas de los mapas para nacer y existir,
Te levantas mil veces en marchas sin fin ni tregua;
América mineral, árbol, agua, niño, sueño…

Si hubiera un tiempo más allá de este tiempo sería de júbilo, de fogatas libertarias, de pueblos que cantan, ríen, construyen presentes y futuros con sus manos valientes. Todo sería diferente, todo sería nuestro, como la vida, como cada día, como este instante en que podemos soñar y ser soñados al modo de las fabulas, al modo de las leyendas de nuestro pueblo generoso…

Esta es la lluvia memorial de los que avanzan,
Este es el viento ancestral de los que luchan,
Estos son los pasos de los marchantes,
Esta es la utopía que nos convoca; nuestro es el tiempo y sus horas,
Nuestras son las razones para vencer.
Cada río, cada lago, cada acequia de este territorio es nuestro.
Cada lagrima, cada promesa, cada abrazo somos nosotros.
Estos son los bosques, en su follaje está la historia secreta de nuestro pueblo; somos la voz y el canto de los que vienen.
Somos la huella de los que fueron, somos un sueño eterno, infatigable, perenne y altivo que no descansa porque hay un mundo que construir…
Hay una vida que soñar…

Víctor E. González (Chile).


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