MIRANDO HACIA EL MAR
Mirando
hacia el mar me detengo
respirando
como un náufrago.
Tendida
en la arena
reposa
mi existencia oceánica,
mi
llamada, mi camino infinito.
Es
que a veces vivo
alimentándome
de sal y de algas,
y respiro las noches frías,
y
amo a la mujer que vive
ebullente
entre las olas.
El
mar me llama hacia su tumba.
Frente
a él hallo mi humanidad,
la
ocasión de muerte,
la
acción de vida y de grito.
Me
adueño de todo lo nocturno,
de
todas las luces navegando
hacia
donde yo navego,
empuñando
el olor a tierra
que
tiene mi voz,
las
costumbres de mis manos
cuando
amo y el largo adiós
que
se expande en mi rostro.
Antofagasta,
Junio de 1990
Antonio Gustavo Macera (Chile).
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