INDIGENTE
A
través de la distancia, bajo la sombra de la tarde
recostado
en el dintel del olvido, mordiendo el polvo,
la
nada…todo y nada,
cayendo
lentamente como brújula herida
pude
divisar su débil y fatigado cuerpo.
Cartones,
basura y un perro muerto;
Triste
y lejana figura del indigente.
Polvo
de la nada, olvido y silencio.
Hurgando
la caneca, postrado, asimilando su mustio dolor o su desgracia
busca
entre rebujo, óxido y papel de piedra
lo
que llevará a su boca, lo que será su alimento.
Sobrellevando
su dolor y su tormento
arrastra
sus pies cansados
como
si dejara el mundo y su existencia
Se
recuesta contra el suelo
y
sólo deja escapar una exhalación,
un
grito reprimido,
la
degradación del hombre,
su
futuro incierto.
Calabozo
de la noche, triste cadalso,
lúgubre
luz de las resignaciones y la apariencia.
Del
insomnio la vela que pierde su luz o la esperanza.
Rendija
encubierta con llanto, con el dolor de vivir y
soportar
la soledad como medida de salvación.
Los
ojos devoran los ojos y la lengua como espada crucifican,
te
mutilan sin ir más allá de tu dolor;
Igual
al péndulo que gira interminable,
que
avizora el mañana, un nuevo amanecer
más
sobrio y sombrío que el hoy.
Te
vistes de miseria a la espera de una mano amiga,
pero
el desprecio crece,
se
agiganta como un agujero que se traga la vida, tu vida.
Mordaza
que apuntala el mástil del hambre y la soledad.
La
vertiente serpentea día a día, noche tras noche
y se
tuerce en una cruda enramada de misterio
¿Dónde
y cuándo llegará tu fin?
Presagio
de un viento otoñal que no pudiste disfrutar
porque
siendo un niño fuiste lanzado a la calle
sin
conocer el pecho materno o el abrazo de un padre.
A
través de la distancia, bajo la sombra de la tarde
recostado
en el dintel del olvido tu vida llega al final.
Ha
llegado la muerte y una dulce sonrisa cruza tu rostro
porque
llegó la hora del último viaje,
de
dejar la última huella de tu estirpe sobre la tierra.
Gildardo
Gutierrez Isaza (Colombia).
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