PATRIA, AMOR SUBLIME
1
Quién, estando lejos no recuerda la bandera
flameando allá en lo alto, descollando sus colores.
O no evoca la blanca cordillera
o la sangre del copihue
que corre, enardecida, por las venas
o el cielo azul con su estrella blanca
que engalana la bandera.
Quién al recordar la Patria amada
no siente trepidar el alma entera.
2
Se agiganta el sentimiento,
crece el corazón frenético en el pecho
en el cuerpo se siente palpitante
el zapateo de la cueca enardecida
y el fragor de la guitarra y del acordeón
El entusiasmo arranca de los labios
el grito más profundo y más glorioso
¡Viva mi Chile lindo!
con su gente y su mar esplendoroso.
3
De igual forma se aumenta la nostalgia,
se recoge el alma, el cuerpo se estremece
al recordar la Patria ausente
la pena en soledad es honda y crece
y se llora con dolor y con tristeza
Se remonta la memoria
en las alas de un gran cóndor,
recorriendo de norte a sur,
volando a ras de cordillera
y palpando el cielo azul.
4
Quién no ha llorado como un niño
por el suelo que lo vio nacer.
Estando lejos se ama y se valora
la tierra que es tan nuestra,
tan madre, cariñosa y protectora.
Se siente un nudo en la garganta,
explota el pecho, de amor lleno,
y al pensar en esta tierra Santa
se siente orgullo de ser chileno.
A la Patria hay que amarla
con ardor, con fuerza y alegría,
sentirla vibrar en nuestro pecho
estando aquí o allá en la lejanía.
5
A la bandera hay que adorarla
con el alma, defenderla con la vida.
Entre el verde mar y el cielo azul
no hay nada tan sublime como ellas...
ni tan grande, ni bravía ni señera.
No hay amor más puro y colosal
que a la Patria y la Bandera.
Alma Aparicio Riquelme (Chile)
sábado, 6 de febrero de 2010
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