ENCADENADOS
Te veo venir amado mío casi corriendo
hasta la torre de tu princesa prisionera,
te veo venir amado mío y va creciendo
la ternura de un corazón que por ti espera.
Te veo venir amado mío y cuento el tiempo,
ese que falta para estar entre tus brazos,
el que me hace pensar en ti en cada momento
y es tan corto cuando estoy en tu regazo.
Ya estás aquí amado mío, estás conmigo,
cuánto sudor por tu frente se desliza,
allá afuera ha quedado el enemigo
acá adentro me ilumina tu sonrisa.
Se hace tarde amado mío y oscurece
tu silueta ya se pierde a la distancia,
te has ido nuevamente y me parece
que conozco el sabor de la nostalgia.
Si pudiese amado mío ir a tu encuentro
romper cadenas, saltar murallas, salir volando,
el mundo entero reiría de contento
por este amor que entre cadenas se ha forjado.
Marcela Rodríguez Valdivieso (Chile).
domingo, 25 de julio de 2010
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