CON MI ARMADURA DE ACERO
En honor al gran César Vallejo
El viento se hizo viento entre mis manos cuando
busqué el caudal del conocimiento,
cuando descendiendo por las arterias de la
noche naufragué en el cuerpo de una mujer
y bebiendo su ponzoña comprendí la ignominia de
la vida, la vileza del hombre;
Almizcle de un sabor que aún perdura en mi
piel.
Bohemio, soñador, errante como ola de cielo,
como papiro de viento
me deslicé entre los arados del pecado,
exhibiendo la lascivia de
un ser que acongojado luchaba por vivir, no por
morir.
Con mi armadura de acero, con mi espada de
guerrero, con un libro bajo el brazo
quise encumbrarme, subir al pedestal de la
tragedia para enfrentarme a la muerte.
Una piedra y otra piedra acaecidas en las
fronteras de un mundo distante,
lejos de mis seres queridos.
Haciendo eco en mi memoria me deslicé por las
oscuras cloacas de las noches pestilentes,
París a mis pies, noctámbulo desasosiego del
hambre
arrebatando impío la mansedumbre de mis sueños.
Un tropiezo y una caída y mis armas se elevaron
como fulgores celestiales.
Siendo un pequeño dios, un estratega de la vida
y la muerte
me enfrenté a los más bajos instintos; opositor
y detractor,
esquemas que debía derrumbar cuando la sociedad
pretendía subyugarme.
Libre de ataduras ascendí al Olimpo, descendí
al averno, destroné reyes
y con mi pluma erigí las más cruenta osadía:
No sucumbiría a la muerte.
El agua se hizo cielo y la noche claudicó en mi
piel...heraldos negros;
búsqueda incesante, Trilce mi
propio lenguaje, laberintos de sangre proletaria.
Tungsteno habita mi ser;
incoloro pasadizo secreto aparta de mí este cáliz.
No quiero beber tu sangre sino la mía,
suicidio, suicidio grita mi ser altivo; dolor,
angustia existencial, anégame barca de sueños
fatuos
Más allá de la vida y la
muerte, mi propio triunfo.
Alegoría de un pasado tortuoso que se remonta
en las esferas del tiempo y la soledad,
de mi propia desdicha buscando incesantemente
el maremoto de mi liturgia.
Lejos de mi tierra, Europa abre sus puertas y
mi pluma como una daga de fuego irrumpe
derribando fronteras y paradigmas.
Soy yo Cesar Vallejo “el inmortal”.
Gildardo Gutierrez Isaza (Colombia).
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