martes, 10 de enero de 2012

RUPERTO MAGAÑA NIETO

EL ANUNCIO

Viernes 5:30 a.m.  Me levanto como cualquier otro día, voy al gimnasio, cosa que me sirve para Cargar energía, la cual mis múltiples ocupaciones reclaman desde muy temprano.
Después de media hora de caminadora, algo de pesas y quince minutos en el vapor regreso a casa, no dejo de agradecer el vivir a sólo diez minutos del gimnasio.
7:00 a.m. Justo para desayunar algo ligero, vestirme y salir a la oficina, hoy a las seis de la tarde tengo una importante reunión con un grupo de empresarios japoneses, si cierro este negocio, en menos de un mes me compro la camioneta Mercedes, que hace rato le traigo ganas.
7:35 a.m. Veo a Ricardo, mi hijo de ocho años, algo me quiso decir pero la verdad ya voy tarde y aún tengo que afinar detalles para la presentación, le dije que en la noche lo vería, en el fondo se que no es verdad, la reunión con los japoneses me llevará casi toda la noche.
7:45 a.m. Vi como mi esposa llevaba a los niños al colegio, me enorgullece verlos con ese uniforme, es el uniforme del colegio más cotizado de la ciudad, al retirarse noté cierta tristeza en el rostro de Ricardo; Al subirme al Ferrari decido que lo mejor para impresionar a los japoneses es el Mazda, así que tomo las llaves me subo y me dirijo  hacia la oficina.
8:20 a.m. El trafico insoportable, estoy prácticamente parado, aprovecho para meditar en lo afortunado que soy, a mi corta edad, dueño de mi propia empresa, una mujer hermosa que me ama y dos hijos a los cuales amo y soy su adoración, todo mi trabajo es para ellos.
8:55 a.m. Llego a la oficina, en el escritorio como de costumbre, los periódicos de mayor circulación, para estar informado, observo el primero, me llama la atención un anuncio.

BUSCO PAPÁ, que sea atento, le guste jugar con los niños, que tenga tiempo para compartir, que me ayude con las tareas, que salga conmigo y conviva los fines de semana, experiencia no necesaria,  Interesados llamar al teléfono  53123 1532.  Hablar después de las dos de la tarde.

Miré otros dos periódicos y el anuncio también estaba en ellos, me llamó la atención que el número me parecía conocido.
11:50 a.m. Seguí trabajando en la presentación para los japoneses, sin sacarme de la cabeza el anuncio del periódico, ¿dónde había yo visto ese número? Tan metido estaba en mis pensamientos que no me di cuenta de la presencia de David, mi socio, al cual le conté lo de los extraños anuncios y me dijo:
- Qué raro, porque no hablamos, a lo mejor le podemos hacerle un regalo a esa creatura o ver en que le ayudamos.
- Lo haremos más tarde, vamos a terminar la presentación.
02:15 p.m. Regresamos de comer, acostumbramos a tomarnos quince minutos de siesta después de la comida, mi socio me recordó la llamada del anuncio y desde uno de mis celulares le marqué.
Me quise morir, cuando al marcar el identificador puso en la pantalla “Ricardito”. Colgué inmediatamente. (Con razón se me hacía conocido, es el celular de mi hijo).
02:19 p.m. David no lo podía creer, me sugirió hablarle él, para saber por qué mi hijo había puesto el anuncio y así lo hicimos, claro con altavoz para poder escuchar la conversación.
- hola –contestó el niño.
- hablo por lo del anuncio del periódico, por qué buscas un papá. –dijo David.
- Disculpe señor, yo sí tengo papá y lo amo, es mi máximo, pero es una persona muy importante y desafortunadamente casi no lo veo y cuando lo veo casi no me toma en cuenta, hace años que no salimos a pasear y no es porque no tenga dinero, simplemente no nos dedica tiempo, hace días que quiero hablar con él y sólo me pone pretextos, por eso decidí poner este anuncio, resaltado en los periódicos que él lee, con la esperanza de que lo leyera y me hablara, pero ya vi que no es así, lo siento pero con el anuncio no buscaba un papá, buscaba a mí papá.
02:24 p.m. Al colgar mi socio, yo no sabía qué hacer, entre vergüenza y tristeza lloré,  ¿Cómo era ésto posible? Yo creí que ellos en verdad eran felices, David no dijo nada, se limitó a acompañar mis lágrimas.
03:00 p.m. Hice la llamada más importante del día, cancelé mis citas, incluyendo a los japoneses, desde ese día todos los viernes por la tarde, sábados y domingos, se los dedico a mis hijos, al fin y al cabo puedo vivir sin esa camioneta.     

Ruperto Magaña Nieto
(México, 1970). Reside en México.


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