domingo, 22 de agosto de 2010

GABRIELA FIANDESIO

VIAJE FINAL O EL FINAL DEL VIAJE

Anoche la encontré, su mano fría tomó la mía y me invito a seguirla.
Con alucinación y entrando casi en pánico, me aferré a ella y languidecí entre su piel de hielo para que me condujera a su reino.
En el viaje fue mostrándome quienes serían los que más me extrañarían al haberme emprendido en esta odisea.
No quería mirar hacia abajo temía sentir el vértigo de las alturas.
Sin embargo siguiendo a su mano helada, bajé la vista y allí estaban mi familiares, papá, mi querido y amado futuro esposo, su madre (mi suegra) mis cuñadas y cuñados, mis sobrinos todos azorados y confundidos por la noticia de mi repentino viaje.
Más allá los amigos, vi también a mi perra que hurgaba entre las sábanas quizás aún sintiendo mi aroma.
Las sensaciones se multiplicaban, nostalgia de lo que ya no volvería a ver ni a tener, el coraje de no poder haberles avisado que partiría…
El dolor que les causaba este viaje tan repentino, sin embargo yo ya no tenía miedo.
El frío de sus manos ya no me parecía más que un calor que desaturaba mi inconciencia.
Es solo el comienzo me dijo ella, mientras me jalaba con fuerzas hacia mucho más arriba.
No quería irme, sabía que en toda la vida vivida algo me faltaba, algo me había olvidado en el camino, no quería irme mi equipaje no estaba completo y decidí soltarme de aquella mano que me aferraba…
Poco a poco fui despertando, mi amor a mi lado y sobre mis pies la perra.
El viaje final no es tan difícil pense, pero por ahora sólo quiero viajar, por asfaltadas calles y por la ruta obcena de su cuerpo.

Gabriela Fiandesio (Argentina).

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