JOSÉ EMILIO PACHECO, hasta luego MAESTRO (MÉXICO, 1939-2014)
Uno
de los vates más reconocido de la Literatura hispanoamericana, ha fallecido en
su natal país. Confieso que en las diferentes temporadas que pasé en México
siempre quise conocerle aunque sólo lograba adquirir nuevos libros que José
Emilio Pacheco publicó en disímiles editoriales. Por lo que aunque no logré una
comunicación directa con el autor de Ciudad de la memoria, su presencia
siempre estará rondándome. La muerte de un poeta siempre implica un acto
de gran polémica, quizás porque la lectura que hagamos a posteriori nos resulte
más hedónica desde esa extraña distancia. Tal vez porque realizando una
relectura de sus libros encontremos nuevas claves en su universo creativo.
Lo
cierto es que José Emilio Pacheco, ya no está entre nosotros con esa voz que
fue capaz de agujerear el drama del hombre, como se afianza en un poemario tan
peculiar como Miro la tierra, donde el creador se adentra en los enigmas
del dolor humano causado por el terremoto de 1985 en la capital mexicana.
Autor
de innumerables libros de poesía, narrativa y ensayo, su obra ha sido traducida
a diversos idiomas, obteniendo múltiples reconocimientos, entre ellos, el
Premio Cervantes en el 2009; el Federico García Lorca, en el 2005; el Pablo
Neruda en Chile, 2004; el Octavio Paz en el 2003; y el José Asunción Silva, en
Colombia, 1996; para señalar algunos de sus lauros.
En
Cuba leímos su poesía desde la Colección La honda de Casa de las Américas, con
una muestra que tituló Fin de siglo y otros poemas, aunque algunos
medios de divulgación de la isla nada han dicho de esta sensible pérdida de las
letras de América, ocurrida el pasado domingo, quiero retomar las
palabras que como pórtico a esta edición el Presidente de la Casa, Roberto
Fernández Retomar, escribiera: “Hay en el fondo de los mejores de estos poemas,
un temblor humano que no debe desaparecer…”
Es
precisamente ese temblor humano el que me conmina para decirle a José Emilio
Pacheco: hasta luego Maestro. Para lo cual leo ese breve pero intenso poema
suyo “Despedida” que no será ni puede ser el olvido, el adiós verdadero: Fracasé. Fue mi culpa. Lo reconozco. / Pero
en manera alguna pido perdón o indulgencia: / Eso me pasa por intentar lo
imposible.
27
de Enero 2014
Luis Manuel Pérez Boitel (Cuba).
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