sábado, 26 de junio de 2010

LUIS PÉREZ BOITEL

EL TURNO ES A FAVOR DE ROQUE

Me contaste que hay algo que se llama luz
imposible de explicar con las manos.
Roque Dalton

Hace unos días concluyó el 7mo Encuentro Internacional de poetas “El turno del ofendido” en El Salvador, evento que tuvo como espacio los días 14 al 22 de mayo, gracias al empeño de la Fundación Metáfora que cada año, buscando alternativas, convierte al país en un noble homenaje a Roque Dalton, paradigmático poeta asesinado el 10 de mayo de 1975.
Sin embargo, asesinaron a un intelectual y se han multiplicado las voces en ese hermano país de centroamericana, en tanto no pudiera apelar a la memoria para enumerar a todos los que conocí, muchos relacionados con la labor de la Fundación. Quizás, la propia existencia del Taller Literario Xibalbá, justifique la frase que agrupó no solo a escritores de El Salvador sino de Argentina, Colombia, Nicaragua, Chile, México, República Dominicana, y Cuba entre otros países. A más oscuridad, más poesía, fue el slogan que en definitiva marcara la importa del evento, definiendo con ello los derroteros de este espacio, cuya primera convocatoria se realizó en el 2004 y ha ganado en intensidad, nivel de convocatoria y protagonismo en la vida cultural de esa Nación, gracias al empeño de los propios poetas.
Llegar a San Sebastián, a Santa Ana, a Santa Tecla, y otras muchas ciudades, en su mayoría con nombres de Santos, y encontrar la necesidad de un espacio para la poesía fue algo sublime cuando descubría la cara de los estudiantes que en escuelas de hasta novecientos alumnos nos recibían con una gran satisfacción y una extraordinaria sonrisa. Nos mirábamos sorprendidos después de transitar por las carreteras del país, descubriendo cómo se parecen los paisajes de Nuestra América. La gente que nos brindaban sus casas, se sentaban con nosotros a la mesa, los amigos y miembros de la propia Fundación Metáfora tan amables y agradecidos, eran una muestra del país, de su pueblo verdadero, y hasta los estudiantes nos despedían solicitando una dedicatoria en una simple hoja de escolar o en una postal confeccionada para el espacio.
La poesía crece como la hierba. Esa pudiera ser la razón de la presentación de una Antología que sirviere como homenaje al Taller literario Xibalbá, por sus 25 años, texto que se publicara por La cabuda cartonera que tal parece ganar más espacio en nuestro continente, con una edición manufacturada y hermosa como esta, muy peculiar realmente, en tanto exhibe cuánto se puede hacer distante de las grandes editoriales del mundo.
Como la Hierba, es una antología desgarradora, no sólo por la selección y compilación del poeta Otoniel Guevara, tan exhaustiva en su concepción, sino porque los poemas son un testimonio muy logrado de los años de la guerra. El taller literario, que surge inicialmente en la propia Universidad de San Salvador, ya tiene su historia. Descubrir los poemas de Arquímides Cruz me consternó, pero mucho más fue reconocer en los ojos de su madre, en la propia ciudad de San Sebastián, la nobleza y humildad de una mujer que siente vivo a su hijo, que lo identifica cuando abraza a otro escritor y tal parece que siente la voz de este, así lo sentí cuando me abrazó y dialogué con ella. Indescriptible fueron otros testimonios de amigos y poetas que refirieron anécdotas de cómo desaparecieron o fueron asesinados en los años del conflicto varios compañeros, escritores también. Pero la guerra no pudo matar los versos y allí están en esa breve antología que resulta un fehaciente testimonio a la labor de un Taller Literario y de la historia de un país, lo que quizás hoy todavía no cuenten los libros de historia.
El anhelo, tal parece, es esa razón que enmarca siempre la sensibilidad de los miembros de la Fundación Metáfora, siempre gratos, atentos, poetas verdaderos, gente de pueblo que quiere hacer lo suyo. Yo apuesto por ellos como por el cariño de los amigos que dejamos después de unos días en San Sebastián. Habíamos hecho una gran familia desde el primer momento.
La Universidad de San Salvador también nos permitió un espacio para que Miguel Barnet y yo, junto a otros estudiosos de la obra de José Martí, compartiéramos y recordáramos al Apóstol. Llevaba yo algunos apuntes para significar que el héroe no sólo era cubano, ni sólo de América, sino que representa un Mártir para el presente de este mundo. Pero el encuentro fue tan sublime, que dejé a un lado los apuntes para hablar de la llegada de Martí por Playitas de Cajobabo y su posterior travesía.
La presencia de diferentes escritores en “El turno del ofendido” le dio un significativo valor al Encuentro, por lo menos para mí. Sin percatarme ya tenía en mi equipaje algunos poemarios con memorables dedicatorias. En América hay incontables poetas pero nos desconocemos tanto, que es una verdadera fortuna tener estas plazas para el encuentro. Es increíble la satisfacción de poder leer los versos de Marisol Briones, Egdar Alfaro Chaverri, Ricardo Castrorrivas, Alberto López Serrano, Rafael Mendosa, Jotamario Arbeláez, Héctor H. Montecinos, Mateo Morrison, Samuel Trigueros, Irving Cordero, Enrique Delgadillo y Juano Villafañe, entre otros. Escucharlo fue un deleite mayor, en aquel teatro donde cada noche nos encontrábamos y nos reconocíamos. Y es que la poesía no es otra cosa que ese puente que se tiende a favor de las cosas posibles, un hedónico ritual para encontrarse y encontrarnos, pues la poesía, parafraseando al propio Roque Dalton, no está hecha sólo de palabras.

Luis Pérez Boitel (Cuba).

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