ANGÉLICA
Ella estaba tan enferma que no sabía qué hacer. De pronto una idea nació en ella, le pediría a las cuatro direcciones; invocó a la Tortuga negra, el norte, y ella acudió apoyándola con su caparazón, luego llamó al Fénix rojo, el sur, que le aportó tranquilidad y energía, enseguida se dirigió al Dragón verde, el este, que la apoyó con su soplo ardiente y para terminar invocó al tigre blanco, el oeste, y éste la apoyó protegiéndola. Las cuatro direcciones cumplieron con su deber, ya que Angélica se mejoró de su agonía y ahora escribe su historia como lo hacía antes de caer enferma…
Sylvia Fernández (Chile).
sábado, 26 de junio de 2010
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