sábado, 14 de noviembre de 2009

ALFONSO PASCUAL

UN VIAJE EN TRANVÍA

Me encontraba terriblemente cansado. Después de un día aciago en el laboratorio, deseaba llegar cuanto antes a casa. Estaba sumido en mis pensamientos; cuando llegó el tranvía subí con mucha lentitud y me senté en mi asiento preferido. Nos pusimos en movimiento, y me quedé aletargado.
Después de algunas paradas, observé con asombro cómo el paisaje me era completamente desconocido. En vez de los árboles enhiestos de la alameda, de los colores de las flores de los jardincillos, de las multitudes entrando y saliendo de las tiendas, sólo podía ver un paisaje semidesértico, muy polvoriento, en donde se destacaban, de vez en cuando, algunas cactáceas contra un fondo montañoso lejano. No había nadie. El tranvía seguía su recorrido a gran velocidad hasta que de pronto nos detuvimos. Todavía quedábamos algunas personas en el vagón. ¡Era la última parada! Cómo es posible, me pregunté, si aquí no hay nada ...
Después de bajar se me acercó lo que me pareció ser un empleado con un uniforme desgastado y polvoriento, y me preguntó si disponía de los documentos necesarios para atravesar el desierto, para poder hacer la correspondencia con otra línea de tranvía, más allá de la cordillera que se insinuaba en el horizonte. Me quedé sin palabras. Al comprobar mi billete me comunicó que debería de haber un error, y me urgió a volver a tomar el mismo tranvía, que estaba a punto de salir. Le obedecí, y me volví a sentar en el mismo lugar que antes. Nos pusimos de nuevo en movimiento, y el paisaje de la estepa con sus cactus me saludó de nuevo. El convoy fue acelerando de tal forma que ya no era posible discernir las formas del exterior.
Una mano decidida me despierta. Un pasajero amable me entrega mi carpeta de documentos, que se me había caído al suelo. Por suerte, la próxima parada es la mía. Al descender me acuerdo de repente de mi sueño, y al ver de nuevo los umbrosos árboles con todos sus verdes y los colores infinitos de las flores todo el cansancio se desvanece.

ALFONSO PASCUAL
(España, 1954). Reside en Suiza.

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